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    Rabietas: Por qué suceden y cómo gestionarlas

    Las rabietas forman parte del desarrollo normal del niño o la niña. Aparecen en torno a los 2 años y suelen desaparecer después de los 4 años. Son más frecuentes e intensas en algunos niños o niñas. Además, hay que tener en cuenta que algunas variables empeoran y favorecen la aparición de las rabietas, como pueden ser el cansancio, el hambre, cualquier tipo de malestar o personas concretas (estímulo delta) presentes en el mismo lugar.

    Las rabietas se definen como “una forma de comportamiento aprendido que se manifiesta a través de expresiones de frustración intensa y descontrolada, generalmente en respuesta a una situación en la que se bloquea o no se cumple un deseo o necesidad” (Skinner s.f.)

    Según la Teoría Conductista, las rabietas se consideran comportamientos operantes, es decir, que estos comportamientos son reforzados por las consecuencias que aparecen después de que la rabieta aparezca. Por ejemplo, si un niño o niña, tiene una rabieta y recibe atención, se le da el objeto deseado o se libra de una situación o tarea que no quería realizar, es muy probable que el comportamiento se refuerce y ocurra de nuevo en el futuro, pues las consecuencias que están recibiendo son positivas.

    ¿Por qué suceden? 

    🔹 Forman parte de la etapa evolutiva.
    🔹 Baja tolerancia a la frustración.
    🔹 Reafirmación de yo (marcan límites).
    🔹 Falta de recursos (poco lenguaje, por ejemplo).
    🔹 Experimentación ambiental (probar hasta donde pueden llegar).
    🔹 Modelo educativo erróneo (imitación de comportamientos parecidos).

    Al igual que otros comportamientos, las rabietas se pueden moldear y modificar a través del control de contingencias, es decir, de las consecuencias que aparecen después de que suceda la rabieta. Así, se puede modelar mediante recompensas o castigos. También se puede utilizar la enseñanza de conductas alternativas para conseguir que el niño o la niña aprenda a comportarse y expresarse de una manera más positiva y deseada para los familiares.

    ¿Cómo gestionar las rabietas en casa?

    🔹 No perder la calma.
    🔹 Validar las emociones.
    🔹 Firmeza (marcar límites)
    🔹 No rivalizar.
    🔹 Desviar la atención del niño o niña hacia otra cosa.
    🔹 No prestar atención (mientras la conducta no sea dañina para sí mismo o los demás).
    🔹 Enseñarle alternativas positivas a su comportamiento.
    🔹 Castigar (como última opción).
    🔹 Dejarlo o dejarla llorar. Se irá calmando por sí mismo o misma, aunque al principio, cuando descubra que no se le está haciendo caso, llorará más fuerte y con más intensidad buscando la atención que antes obtenía y que ahora parece haber perdido. No sucumbir y esperar a que se tranquilice.
    🔹 Explicarle con frases cortas lo que está ocurriendo. No insistir en la explicación ni prestarle atención diciéndole (“cálmate” o “hasta que no dejes de llorar…”). Estas frases son muestras de atención y en ese momento refuerza la conducta del llanto.
    🔹 Una vez que el niño o la niña ha dejado de llorar y se ha acercado, explicarle (si es necesario) lo que ha ocurrido y recalcarle que su conducta está mal sin decirle que es malo o mala, solo que se ha portado mal (pues esto puede dañar su autoestima) y explicarle cómo hacerlo bien la próxima vez y lo que se espera de él o de ella. También debemos no tratarlo o tratarla mal y no actuar como si estuviésemos enfadados.

    Desde la psicología se utilizan diferentes técnicas. Algunos ejemplos son:

    🔹 Economía de fichas.
    🔹 Técnicas de relajación.
    🔹 Atención y preparación con antelación.
    🔹 Enseñar habilidades de comunicación.
    🔹 Refuerzo positivo.
    🔹 Modelado de comportamiento.

    Todo dependerá de cada caso de manera individual.

    En conclusión, las rabietas forman parte del desarrollo infantil y, aunque pueden ser desesperantes y difíciles de manejar en ciertos momentos, existen métodos efectivos para manejarlas y prevenirlas. Y como, objetivo final, eliminarlas. Además, pueden servir como una oportunidad para enseñar a los niños y a las niñas habilidades de manejo emocional y autorregulación. La mayoría de los niños y las niñas aprenden a manejar sus emociones de manera más efectiva y las rabietas tienden a disminuir en frecuencia e intensidad conforme al crecimiento del infante con el apoyo y las herramientas necesarias.

    Si este no es tu caso, quizás podrías optar por ayuda profesional.

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