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    La osteopatía y los trastornos digestivos

    Los trastornos digestivos se pueden presentar con diferentes síntomas como el reflujo gástrico, hinchazón abdominal, gases o estreñimiento y pueden tener diferentes posibles causas.

    Para un buen diagnóstico del problema deben valorarse diferentes posibilidades con los que una buena exploración del paciente y sus hábitos, así como un estudio de parámetros en sangre, orina y heces para averiguar la posible afectación por bacterias, hongos, etc. También es importante valorar las relaciones autoinmunes con base en alergias alimenticias que repercuten sobre la flora intestinal, su funcionamiento y posibles alteraciones.

    El estudio osteopático se dirige a la evaluación y tratamiento de la raíz nerviosa del sistema neurovegetativo, es decir del nervio vago, responsable de la vía de información parasimpática hasta el colon transverso (la última parte del colon esta irrigado por el plexo sacral). Por otra parte, según el nivel vertebral, se hace responsable el sistema nervioso simpático.

    Cualquier dolor a nivel craneal-sacral o torácico-lumbar (dolor de espalda), puede ser indicativo de una disfunción digestiva.

    Las cicatrices o adherencias entre órganos son otro factor importante a la hora de una buena movilidad visceral.

    Una vez encontrado el factor causante, la Osteopatía trata la falta de movilidad visceral, dando un enfoque especial al diafragma y a las conexiones ligamentosas entre los órganos.

    El trabajo a nivel craneal y sacro con respeto al nervio vago y su estimulación es fundamental.

    Pudiendo ser la causa la afectación por bacterias patológicas, hongos (x.e. cándida albicans) se recomienda combinar la Osteopatía con la de un especialista en inmunología.